La mentira jamás queda oculta!!!

Ofun Di


Ofún’dìí o só O ò fún’dìí o só O s’òràn tán O lóò níí bèèbé O ní kí wón lo wá alákò ti yóó kò ó lójú wá Ó wá ngbó lénu bí bí ajata, bí ajata Díá fún Abiyamo òkòkó Níjó tó nlo s’ójà Èigbòmekùn Njé ìsó alé àná o Omoò mi kó Èmi ni mo sóo Ó dún fàá Ó dún fòó Èmi ní mo sóo Omoò mí kó Èmi ní mo sóo

Traducción:

Apretaste los músculos del ano y tuviste flatulencias (para suprimir el ruido) Fallaste al apretar los músculos del ano y tuviste flatulencias (para hacer el ruido más fuerte) Después de cometer un mal acto Te negaste a disculparte Le reclamaste a cualquiera que quiso enfrentarte Hiciste un esfuerzo desesperado de justificar lo injustificable Estas fueron las declaraciones del oráculo para una madre que tiene un hijo Que estaba viajando para hecer negocios en el mercado de Èjìgbòmekùn Reza, admite que la flatulencia de ayer La tuviste tu No tu hijo La tuve yo Yo tuve fuertes flatulencias Oh, que ruido tan fuerte hice Soy yo quien tuvo flatulencias Ciertamente no fue mi hijo Soy yo quien tuvo flatulencias

La historia va así:

La mujer en cuestión plaaneó ir y hacer negocios en el mercado de Èjìgbòmekùn. Este mercado estaba situado en un lugar cercano al viejo Òyó. Ella mandó y consultó al oráculo. El Bàbáláwo le dijo que sus negocios serían exitosos, pero le advirtieron que no mintiera en contra de las almas inocentes, ofreció un sacrificio por el éxito de sus negocios pero falló al seguir la advertencia del Bàbáláwo. En el mercado, ella tuvo flatulencias, la primera vez, cuando los demás percibieron el olor, ella dijo que había sido su hijo. La segunda y la tercera vez otra vez dijo que era su hijo el que tenía flatulencias y no ella. La cuarta vez la flatulencia fue tan fuerte que todos indignados dirigieron su atención hacia ella. En vez de admitir su culpa, empezó a darle nalgadas al niño. Aquellos que estaban presentes le dijeron uqe la flatulencia habia sido muy fuerte como para venir de un niño. En vez de sentirse mal, empezó a reclamarles que ella era la dueña del niño y que sabía lo que podía hacer y que no era de su incumbencia. Después dijo que ella era libre de hacer lo que quisiera con su hijo y que las nalgadas le enseñarían una lección que difícilmente olvidaría. El niño empezó a llorar. Poco después el niño tenía una fiebre muy alta. Fue ahí cuando recordó que era su único hijo y que no le era posible tener otro bebé. Estaba aterrada y confundida. En este estado volvió con el Bàbáláwo.

El Bàbáláwo le dijo que le había hecho daño a su hijo. El Awo se hizo algunas preguntas y las respuestas fueron las siguientes: 1. 2. 3. 4. El Bàbáláwo le preguntó que el reconocía o no que le había hecho mal al niño. Ella respondió afirmativamente. Le preguntaron si sabia o no que no debió hacer eso. Ella respondió afirmativamente. le preguntaron si estaba lista o no para confesar su mala acción, yendo al mercado a anunciar a aquellos que estaban presentes que la persona de las flatulencias era ella y no su hijo a quien culpó. Ella respondió afirmativamente. le preguntaron si estaba lista o no para no volver al mal camino. Ella respondió afirmativamente. Ella hizo todo eso y su hijo sanó. La vida de la madre también dio un cambio para ser mejor, se volvió mas feliz y gloriosa.

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